.png)
Durante su intervención, José Luis Trigueros hizo un repaso de cómo el panorama tecnológico y financiero ha cambiado desde 2015.
En aquel entonces, los principales temas giraban alrededor de la inclusión financiera, la digitalización del efectivo y la búsqueda de confianza en la tecnología como motor de transformación.
México enfrentaba altos niveles de exclusión, escasa educación financiera y una infraestructura aún limitada, mientras emergían las primeras Fintech dedicadas a pagos móviles, remesas y préstamos digitales.
Diez años después, la industria ha transitado hacia un entorno más conectado, donde la movilidad, la nube y las API abiertas son la base de una nueva generación de servicios financieros.
“Pasamos de una visión centrada en el producto a una centrada en el cliente. Hoy, el reto no es emitir una tarjeta, sino crear experiencias digitales seguras, inmediatas y personalizadas”, destacó Trigueros.
El representante de BPC explicó cómo la pandemia, la adopción masiva de tecnología y la madurez del ecosistema Fintech aceleraron la transición del plástico a las plataformas.
Hoy, conceptos como tokenización, emisión instantánea y arquitecturas cloud-native ya no son diferenciales, sino requisitos básicos para competir.
Trigueros resaltó que soluciones como SmartVista, la suite modular de BPC basada en microservicios, permiten escalar e innovar sin límites, brindando a bancos, Fintechs, gobiernos y comercios una infraestructura preparada para el futuro.
BPC trabaja actualmente con más de 500 clientes en 140 países, procesando más de 3 000 millones de transacciones mensuales, y su propuesta se articula en cuatro ejes: Driving Innovation, Delivering Experience, Enabling Ecosystems y Simplifying Payments.
“La modernización ya no es opcional, es estructural. Las instituciones que adopten infraestructuras flexibles y centradas en el usuario serán las que marquen el paso en la próxima década”, subrayó.
Con casos de éxito como Tyme Bank, Tonik Bank y BNI Indonesia, BPC ha demostrado que una estrategia integral —desde la emisión hasta la adquirencia— puede redefinir cómo los ecosistemas financieros operan, escalan y crean valor.
Trigueros concluyó que el verdadero cambio no está solo en la tecnología, sino en la mentalidad de los actores del ecosistema.
La innovación, dijo, debe centrarse en mejorar la experiencia del usuario y construir infraestructuras abiertas que permitan la colaboración entre bancos, Fintechs y gobiernos.
“El futuro de los pagos no se trata solo de velocidad o conveniencia. Se trata de crear ecosistemas conectados donde cada transacción aporte valor y confianza. Eso es lo que realmente impulsa la evolución del sector”, afirmó.
Con esa visión, BPC busca seguir impulsando la transformación del ecosistema financiero, ayudando a los distintos actores a avanzar hacia un modelo más ágil, interoperable y centrado en las personas.
Durante su intervención, José Luis Trigueros hizo un repaso de cómo el panorama tecnológico y financiero ha cambiado desde 2015.
En aquel entonces, los principales temas giraban alrededor de la inclusión financiera, la digitalización del efectivo y la búsqueda de confianza en la tecnología como motor de transformación.
México enfrentaba altos niveles de exclusión, escasa educación financiera y una infraestructura aún limitada, mientras emergían las primeras Fintech dedicadas a pagos móviles, remesas y préstamos digitales.
Diez años después, la industria ha transitado hacia un entorno más conectado, donde la movilidad, la nube y las API abiertas son la base de una nueva generación de servicios financieros.
“Pasamos de una visión centrada en el producto a una centrada en el cliente. Hoy, el reto no es emitir una tarjeta, sino crear experiencias digitales seguras, inmediatas y personalizadas”, destacó Trigueros.
El representante de BPC explicó cómo la pandemia, la adopción masiva de tecnología y la madurez del ecosistema Fintech aceleraron la transición del plástico a las plataformas.
Hoy, conceptos como tokenización, emisión instantánea y arquitecturas cloud-native ya no son diferenciales, sino requisitos básicos para competir.
Trigueros resaltó que soluciones como SmartVista, la suite modular de BPC basada en microservicios, permiten escalar e innovar sin límites, brindando a bancos, Fintechs, gobiernos y comercios una infraestructura preparada para el futuro.
BPC trabaja actualmente con más de 500 clientes en 140 países, procesando más de 3 000 millones de transacciones mensuales, y su propuesta se articula en cuatro ejes: Driving Innovation, Delivering Experience, Enabling Ecosystems y Simplifying Payments.
“La modernización ya no es opcional, es estructural. Las instituciones que adopten infraestructuras flexibles y centradas en el usuario serán las que marquen el paso en la próxima década”, subrayó.
Con casos de éxito como Tyme Bank, Tonik Bank y BNI Indonesia, BPC ha demostrado que una estrategia integral —desde la emisión hasta la adquirencia— puede redefinir cómo los ecosistemas financieros operan, escalan y crean valor.
Trigueros concluyó que el verdadero cambio no está solo en la tecnología, sino en la mentalidad de los actores del ecosistema.
La innovación, dijo, debe centrarse en mejorar la experiencia del usuario y construir infraestructuras abiertas que permitan la colaboración entre bancos, Fintechs y gobiernos.
“El futuro de los pagos no se trata solo de velocidad o conveniencia. Se trata de crear ecosistemas conectados donde cada transacción aporte valor y confianza. Eso es lo que realmente impulsa la evolución del sector”, afirmó.
Con esa visión, BPC busca seguir impulsando la transformación del ecosistema financiero, ayudando a los distintos actores a avanzar hacia un modelo más ágil, interoperable y centrado en las personas.
Durante su intervención, José Luis Trigueros hizo un repaso de cómo el panorama tecnológico y financiero ha cambiado desde 2015.
En aquel entonces, los principales temas giraban alrededor de la inclusión financiera, la digitalización del efectivo y la búsqueda de confianza en la tecnología como motor de transformación.
México enfrentaba altos niveles de exclusión, escasa educación financiera y una infraestructura aún limitada, mientras emergían las primeras Fintech dedicadas a pagos móviles, remesas y préstamos digitales.
Diez años después, la industria ha transitado hacia un entorno más conectado, donde la movilidad, la nube y las API abiertas son la base de una nueva generación de servicios financieros.
“Pasamos de una visión centrada en el producto a una centrada en el cliente. Hoy, el reto no es emitir una tarjeta, sino crear experiencias digitales seguras, inmediatas y personalizadas”, destacó Trigueros.
El representante de BPC explicó cómo la pandemia, la adopción masiva de tecnología y la madurez del ecosistema Fintech aceleraron la transición del plástico a las plataformas.
Hoy, conceptos como tokenización, emisión instantánea y arquitecturas cloud-native ya no son diferenciales, sino requisitos básicos para competir.
Trigueros resaltó que soluciones como SmartVista, la suite modular de BPC basada en microservicios, permiten escalar e innovar sin límites, brindando a bancos, Fintechs, gobiernos y comercios una infraestructura preparada para el futuro.
BPC trabaja actualmente con más de 500 clientes en 140 países, procesando más de 3 000 millones de transacciones mensuales, y su propuesta se articula en cuatro ejes: Driving Innovation, Delivering Experience, Enabling Ecosystems y Simplifying Payments.
“La modernización ya no es opcional, es estructural. Las instituciones que adopten infraestructuras flexibles y centradas en el usuario serán las que marquen el paso en la próxima década”, subrayó.
Con casos de éxito como Tyme Bank, Tonik Bank y BNI Indonesia, BPC ha demostrado que una estrategia integral —desde la emisión hasta la adquirencia— puede redefinir cómo los ecosistemas financieros operan, escalan y crean valor.
Trigueros concluyó que el verdadero cambio no está solo en la tecnología, sino en la mentalidad de los actores del ecosistema.
La innovación, dijo, debe centrarse en mejorar la experiencia del usuario y construir infraestructuras abiertas que permitan la colaboración entre bancos, Fintechs y gobiernos.
“El futuro de los pagos no se trata solo de velocidad o conveniencia. Se trata de crear ecosistemas conectados donde cada transacción aporte valor y confianza. Eso es lo que realmente impulsa la evolución del sector”, afirmó.
Con esa visión, BPC busca seguir impulsando la transformación del ecosistema financiero, ayudando a los distintos actores a avanzar hacia un modelo más ágil, interoperable y centrado en las personas.