
Participaron en la ronda José Kfuri, ex CEO de Marubeni Grãos Brasil; Rodrigo Botti, ejecutivo de Lockton y ex CFO de la reaseguradora IRB; Alan Chusid, fundador de Spin Pay (adquirida por Nubank); y Johann von Sothen, cofundador de Solfácil.
La ronda también contó con un cheque de Colligo, club de inversión en agtechs. Guarda fue fundada el año pasado por Paula Caldeira (CEO) y Luiz Fernando Guerreiro, ambos emprendedores con experiencia en el mercado.
Paula Caldeira es una ejecutiva con más de 10 años en el mercado financiero, con paso por instituciones como BTG Pactual y BofA. Además de Guarda, es socia de Plugify, una fintech de alquiler de equipos de TI, que tiene como accionista a Porto (seguros).
Guerreiro es uno de los creadores de Petlove, ecommerce enfocado en el mercado pet, donde fue CEO en 2021 y hoy integra el consejo de administración. A AgFeed, señaló que la entrada de Randon y de los nuevos inversores marca un cambio de etapa para la empresa.
“Hasta ahora estábamos muy enfocados en construir la tesis, entender el problema y ganar la confianza del mercado. Ahora, con Randon —que tiene brazo financiero y mucha experiencia en el agro— entramos en otro nivel de discusión”, afirmó.
Caldeira agregó que la decisión de buscar capital llegó después de ese período de maduración de la tesis, que incluyó conversaciones con cerca de 500 productores rurales, decenas de cooperativas y “casi todos” los corredores de seguro rural del país.
“Pusimos el primer dinero en la empresa en julio del año pasado. Antes de eso, era solo una idea. Fueron meses estudiando el mercado, hablando con productores, aseguradoras y corredores para entender exactamente dónde falla el seguro tradicional”, dijo.
Según ella, el cuidado en la construcción del producto se explica por la naturaleza del mercado:
“El seguro es confianza. No es un producto que se prueba y, si sale mal, no pasa nada”.
Con el nuevo capital, Guarda pretende acelerar el desarrollo de la plataforma e implementar sus soluciones en compañías que otorgan crédito al sector, como cooperativas, revendedores y bancos. La idea es integrar el seguro en flujos ya existentes del agro, como operaciones de financiamiento, además de la venta de insumos.
“El agro inicia la zafra con crédito. Cooperativas, bancos y revendedores están naturalmente expuestos al riesgo climático. Si el producto está bien precificado y ajustado, hay mucho interés de estos canales en distribuir el seguro”, explicó.
Guarda trabaja con seguros paramétricos dirigidos a productores rurales, enfocados en eventos climáticos extremos como sequía y exceso de lluvias. La propuesta es sustituir el modelo tradicional —basado en productividad y peritajes en campo— por contratos vinculados exclusivamente a índices climáticos medidos por satélite.
La CEO señaló que planean realizar una prueba de concepto con uno de estos canales estructurados (revendedores, cooperativas o bancos), con el objetivo de alcanzar entre 5.000 y 10.000 hectáreas atendidas por Guarda en los primeros seis meses de 2026.
La mayor parte de esta área debería provenir de la segunda cosecha de la temporada 2025/26, aunque también hay espacio para siembras de primera cosecha.
A diferencia del seguro tradicional, el modelo paramétrico permite una contratación más cercana al período de riesgo:
“No tiene que ser antes de la siembra. En algunos casos, podemos vender hasta 40 días antes de que comience el riesgo, como en el llenado de granos o en la lluvia de cosecha”.
La startup nació como Natu Seguros, nombre con el que se presentó por primera vez al mercado en septiembre del año pasado. En abril de este año, aún como Natu, ganó una de las categorías del Agrimatching, competencia de startups promovida por Rural, al presentar esta alternativa digital para un mercado con baja penetración en Brasil.
En esa ocasión, los fundadores explicaron que la empresa surgió tras casi un año de conversaciones con productores para entender por qué la adhesión al seguro agrícola tradicional sigue por debajo del 10% en el país. Las quejas se repetían: alto costo, cobertura limitada, exceso de obligaciones contractuales y procesos de peritaje largos y poco objetivos.
“Hacemos todo lo que hace una aseguradora: originar al cliente, conversar y entender los riesgos. Pero armamos un producto objetivo y precificado según la demanda y el riesgo que el productor quiere asumir”, dijo Guerreiro.
“El productor elige el precio que va a pagar y la cobertura que quiere, en sacos. No hay peritaje ni obligaciones”, completó Caldeira.
El modelo de Guarda no carga riesgo en el balance. En caso de siniestro, el pago lo realizan reaseguradoras asociadas, con las que la startup mantiene contratos, incluso con grupos europeos.
Según Guerreiro, la lógica paramétrica también reduce distorsiones clásicas del seguro rural:
“El producto ya nace reduciendo la selección adversa, porque se precifica productor por productor. Quien tiene menor riesgo paga menos; quien tiene mayor riesgo paga más. Cuando se distribuye vía cooperativas, con escala, el equilibrio mejora mucho”.
La tecnología combina datos satelitales, modelos climáticos, inteligencia artificial y simulaciones digitales para automatizar la precificación del riesgo y permitir indemnizaciones en hasta 30 días, sin inspección en campo.
“Trabajamos con distintas fuentes de datos, públicas y privadas, y combinamos esa información para llegar al mejor índice para cada riesgo. Para sequía, la humedad del suelo funciona mejor; para lluvia en cosecha, es otro tipo de métrica”, explicó.
La propuesta es que el propio productor pueda seguir en tiempo real los índices climáticos que activan el seguro, eliminando subjetividad y reduciendo el riesgo de fraude. Según los fundadores, el producto ya está listo para atender productores en todo el país.
“Ya hicimos cotizaciones desde Rio Grande do Sul hasta Matopiba. Lo que cambia es el índice, no la lógica del seguro”, afirmó.
Durante casi dos años de pruebas y validación, Guarda atendió a un productor de algodón en la zafra pasada, que repitió y contrató un nuevo seguro para la temporada actual, en la que sembrará frijol.
“Seguiremos también con ventas directas, principalmente vía alianzas con corredores de seguros, pero queremos llevar adelante este proyecto piloto con algún canal de crédito”, concluyó Caldeira.
Participaron en la ronda José Kfuri, ex CEO de Marubeni Grãos Brasil; Rodrigo Botti, ejecutivo de Lockton y ex CFO de la reaseguradora IRB; Alan Chusid, fundador de Spin Pay (adquirida por Nubank); y Johann von Sothen, cofundador de Solfácil.
La ronda también contó con un cheque de Colligo, club de inversión en agtechs. Guarda fue fundada el año pasado por Paula Caldeira (CEO) y Luiz Fernando Guerreiro, ambos emprendedores con experiencia en el mercado.
Paula Caldeira es una ejecutiva con más de 10 años en el mercado financiero, con paso por instituciones como BTG Pactual y BofA. Además de Guarda, es socia de Plugify, una fintech de alquiler de equipos de TI, que tiene como accionista a Porto (seguros).
Guerreiro es uno de los creadores de Petlove, ecommerce enfocado en el mercado pet, donde fue CEO en 2021 y hoy integra el consejo de administración. A AgFeed, señaló que la entrada de Randon y de los nuevos inversores marca un cambio de etapa para la empresa.
“Hasta ahora estábamos muy enfocados en construir la tesis, entender el problema y ganar la confianza del mercado. Ahora, con Randon —que tiene brazo financiero y mucha experiencia en el agro— entramos en otro nivel de discusión”, afirmó.
Caldeira agregó que la decisión de buscar capital llegó después de ese período de maduración de la tesis, que incluyó conversaciones con cerca de 500 productores rurales, decenas de cooperativas y “casi todos” los corredores de seguro rural del país.
“Pusimos el primer dinero en la empresa en julio del año pasado. Antes de eso, era solo una idea. Fueron meses estudiando el mercado, hablando con productores, aseguradoras y corredores para entender exactamente dónde falla el seguro tradicional”, dijo.
Según ella, el cuidado en la construcción del producto se explica por la naturaleza del mercado:
“El seguro es confianza. No es un producto que se prueba y, si sale mal, no pasa nada”.
Con el nuevo capital, Guarda pretende acelerar el desarrollo de la plataforma e implementar sus soluciones en compañías que otorgan crédito al sector, como cooperativas, revendedores y bancos. La idea es integrar el seguro en flujos ya existentes del agro, como operaciones de financiamiento, además de la venta de insumos.
“El agro inicia la zafra con crédito. Cooperativas, bancos y revendedores están naturalmente expuestos al riesgo climático. Si el producto está bien precificado y ajustado, hay mucho interés de estos canales en distribuir el seguro”, explicó.
Guarda trabaja con seguros paramétricos dirigidos a productores rurales, enfocados en eventos climáticos extremos como sequía y exceso de lluvias. La propuesta es sustituir el modelo tradicional —basado en productividad y peritajes en campo— por contratos vinculados exclusivamente a índices climáticos medidos por satélite.
La CEO señaló que planean realizar una prueba de concepto con uno de estos canales estructurados (revendedores, cooperativas o bancos), con el objetivo de alcanzar entre 5.000 y 10.000 hectáreas atendidas por Guarda en los primeros seis meses de 2026.
La mayor parte de esta área debería provenir de la segunda cosecha de la temporada 2025/26, aunque también hay espacio para siembras de primera cosecha.
A diferencia del seguro tradicional, el modelo paramétrico permite una contratación más cercana al período de riesgo:
“No tiene que ser antes de la siembra. En algunos casos, podemos vender hasta 40 días antes de que comience el riesgo, como en el llenado de granos o en la lluvia de cosecha”.
La startup nació como Natu Seguros, nombre con el que se presentó por primera vez al mercado en septiembre del año pasado. En abril de este año, aún como Natu, ganó una de las categorías del Agrimatching, competencia de startups promovida por Rural, al presentar esta alternativa digital para un mercado con baja penetración en Brasil.
En esa ocasión, los fundadores explicaron que la empresa surgió tras casi un año de conversaciones con productores para entender por qué la adhesión al seguro agrícola tradicional sigue por debajo del 10% en el país. Las quejas se repetían: alto costo, cobertura limitada, exceso de obligaciones contractuales y procesos de peritaje largos y poco objetivos.
“Hacemos todo lo que hace una aseguradora: originar al cliente, conversar y entender los riesgos. Pero armamos un producto objetivo y precificado según la demanda y el riesgo que el productor quiere asumir”, dijo Guerreiro.
“El productor elige el precio que va a pagar y la cobertura que quiere, en sacos. No hay peritaje ni obligaciones”, completó Caldeira.
El modelo de Guarda no carga riesgo en el balance. En caso de siniestro, el pago lo realizan reaseguradoras asociadas, con las que la startup mantiene contratos, incluso con grupos europeos.
Según Guerreiro, la lógica paramétrica también reduce distorsiones clásicas del seguro rural:
“El producto ya nace reduciendo la selección adversa, porque se precifica productor por productor. Quien tiene menor riesgo paga menos; quien tiene mayor riesgo paga más. Cuando se distribuye vía cooperativas, con escala, el equilibrio mejora mucho”.
La tecnología combina datos satelitales, modelos climáticos, inteligencia artificial y simulaciones digitales para automatizar la precificación del riesgo y permitir indemnizaciones en hasta 30 días, sin inspección en campo.
“Trabajamos con distintas fuentes de datos, públicas y privadas, y combinamos esa información para llegar al mejor índice para cada riesgo. Para sequía, la humedad del suelo funciona mejor; para lluvia en cosecha, es otro tipo de métrica”, explicó.
La propuesta es que el propio productor pueda seguir en tiempo real los índices climáticos que activan el seguro, eliminando subjetividad y reduciendo el riesgo de fraude. Según los fundadores, el producto ya está listo para atender productores en todo el país.
“Ya hicimos cotizaciones desde Rio Grande do Sul hasta Matopiba. Lo que cambia es el índice, no la lógica del seguro”, afirmó.
Durante casi dos años de pruebas y validación, Guarda atendió a un productor de algodón en la zafra pasada, que repitió y contrató un nuevo seguro para la temporada actual, en la que sembrará frijol.
“Seguiremos también con ventas directas, principalmente vía alianzas con corredores de seguros, pero queremos llevar adelante este proyecto piloto con algún canal de crédito”, concluyó Caldeira.
Participaron en la ronda José Kfuri, ex CEO de Marubeni Grãos Brasil; Rodrigo Botti, ejecutivo de Lockton y ex CFO de la reaseguradora IRB; Alan Chusid, fundador de Spin Pay (adquirida por Nubank); y Johann von Sothen, cofundador de Solfácil.
La ronda también contó con un cheque de Colligo, club de inversión en agtechs. Guarda fue fundada el año pasado por Paula Caldeira (CEO) y Luiz Fernando Guerreiro, ambos emprendedores con experiencia en el mercado.
Paula Caldeira es una ejecutiva con más de 10 años en el mercado financiero, con paso por instituciones como BTG Pactual y BofA. Además de Guarda, es socia de Plugify, una fintech de alquiler de equipos de TI, que tiene como accionista a Porto (seguros).
Guerreiro es uno de los creadores de Petlove, ecommerce enfocado en el mercado pet, donde fue CEO en 2021 y hoy integra el consejo de administración. A AgFeed, señaló que la entrada de Randon y de los nuevos inversores marca un cambio de etapa para la empresa.
“Hasta ahora estábamos muy enfocados en construir la tesis, entender el problema y ganar la confianza del mercado. Ahora, con Randon —que tiene brazo financiero y mucha experiencia en el agro— entramos en otro nivel de discusión”, afirmó.
Caldeira agregó que la decisión de buscar capital llegó después de ese período de maduración de la tesis, que incluyó conversaciones con cerca de 500 productores rurales, decenas de cooperativas y “casi todos” los corredores de seguro rural del país.
“Pusimos el primer dinero en la empresa en julio del año pasado. Antes de eso, era solo una idea. Fueron meses estudiando el mercado, hablando con productores, aseguradoras y corredores para entender exactamente dónde falla el seguro tradicional”, dijo.
Según ella, el cuidado en la construcción del producto se explica por la naturaleza del mercado:
“El seguro es confianza. No es un producto que se prueba y, si sale mal, no pasa nada”.
Con el nuevo capital, Guarda pretende acelerar el desarrollo de la plataforma e implementar sus soluciones en compañías que otorgan crédito al sector, como cooperativas, revendedores y bancos. La idea es integrar el seguro en flujos ya existentes del agro, como operaciones de financiamiento, además de la venta de insumos.
“El agro inicia la zafra con crédito. Cooperativas, bancos y revendedores están naturalmente expuestos al riesgo climático. Si el producto está bien precificado y ajustado, hay mucho interés de estos canales en distribuir el seguro”, explicó.
Guarda trabaja con seguros paramétricos dirigidos a productores rurales, enfocados en eventos climáticos extremos como sequía y exceso de lluvias. La propuesta es sustituir el modelo tradicional —basado en productividad y peritajes en campo— por contratos vinculados exclusivamente a índices climáticos medidos por satélite.
La CEO señaló que planean realizar una prueba de concepto con uno de estos canales estructurados (revendedores, cooperativas o bancos), con el objetivo de alcanzar entre 5.000 y 10.000 hectáreas atendidas por Guarda en los primeros seis meses de 2026.
La mayor parte de esta área debería provenir de la segunda cosecha de la temporada 2025/26, aunque también hay espacio para siembras de primera cosecha.
A diferencia del seguro tradicional, el modelo paramétrico permite una contratación más cercana al período de riesgo:
“No tiene que ser antes de la siembra. En algunos casos, podemos vender hasta 40 días antes de que comience el riesgo, como en el llenado de granos o en la lluvia de cosecha”.
La startup nació como Natu Seguros, nombre con el que se presentó por primera vez al mercado en septiembre del año pasado. En abril de este año, aún como Natu, ganó una de las categorías del Agrimatching, competencia de startups promovida por Rural, al presentar esta alternativa digital para un mercado con baja penetración en Brasil.
En esa ocasión, los fundadores explicaron que la empresa surgió tras casi un año de conversaciones con productores para entender por qué la adhesión al seguro agrícola tradicional sigue por debajo del 10% en el país. Las quejas se repetían: alto costo, cobertura limitada, exceso de obligaciones contractuales y procesos de peritaje largos y poco objetivos.
“Hacemos todo lo que hace una aseguradora: originar al cliente, conversar y entender los riesgos. Pero armamos un producto objetivo y precificado según la demanda y el riesgo que el productor quiere asumir”, dijo Guerreiro.
“El productor elige el precio que va a pagar y la cobertura que quiere, en sacos. No hay peritaje ni obligaciones”, completó Caldeira.
El modelo de Guarda no carga riesgo en el balance. En caso de siniestro, el pago lo realizan reaseguradoras asociadas, con las que la startup mantiene contratos, incluso con grupos europeos.
Según Guerreiro, la lógica paramétrica también reduce distorsiones clásicas del seguro rural:
“El producto ya nace reduciendo la selección adversa, porque se precifica productor por productor. Quien tiene menor riesgo paga menos; quien tiene mayor riesgo paga más. Cuando se distribuye vía cooperativas, con escala, el equilibrio mejora mucho”.
La tecnología combina datos satelitales, modelos climáticos, inteligencia artificial y simulaciones digitales para automatizar la precificación del riesgo y permitir indemnizaciones en hasta 30 días, sin inspección en campo.
“Trabajamos con distintas fuentes de datos, públicas y privadas, y combinamos esa información para llegar al mejor índice para cada riesgo. Para sequía, la humedad del suelo funciona mejor; para lluvia en cosecha, es otro tipo de métrica”, explicó.
La propuesta es que el propio productor pueda seguir en tiempo real los índices climáticos que activan el seguro, eliminando subjetividad y reduciendo el riesgo de fraude. Según los fundadores, el producto ya está listo para atender productores en todo el país.
“Ya hicimos cotizaciones desde Rio Grande do Sul hasta Matopiba. Lo que cambia es el índice, no la lógica del seguro”, afirmó.
Durante casi dos años de pruebas y validación, Guarda atendió a un productor de algodón en la zafra pasada, que repitió y contrató un nuevo seguro para la temporada actual, en la que sembrará frijol.
“Seguiremos también con ventas directas, principalmente vía alianzas con corredores de seguros, pero queremos llevar adelante este proyecto piloto con algún canal de crédito”, concluyó Caldeira.