Una reciente investigación de L.E.K. Consulting sobre cómo desbloquear el crédito agrícola en el país llegó a dos conclusiones: es necesario «tener los pies en la tierra» para estar cerca del agricultor que solicita el crédito y, ante la proliferación de tecnologías de análisis de riesgo, quienes no tienen esa capilaridad deben unirse a quienes sí la tienen, en un modelo inspirado en las corredurías que cuentan con agentes autónomos.
En esta «prueba de acceso», Creditares obtuvo una nota de 10. Por un lado, la empresa ha desarrollado una plataforma digital que pone en contacto a los productores que buscan crédito con las instituciones dispuestas a concedérselo, el Agro Open Bank.
Por otro lado, cuenta con un equipo de «agrobanqueros», profesionales equivalentes al asesor de inversiones popularizado por XP, pero centrados específicamente en la agroindustria.
Puede ser un consultor agronómico, que ya tiene una cartera agro y atiende al productor, así como un consultor financiero más tradicional, que gestiona productores o incluso instituciones.
Desde su creación en 2020, pasando por la implementación del negocio en 2022, la agfintech ve cómo el modelo da sus frutos. Según el director ejecutivo y cofundador de la empresa, José Corral, Creditares ya ha aprobado casi 1000 millones de reales en límites de crédito desde entonces, con una liberación de 150 millones de reales. La demanda bruta, teniendo en cuenta todas las prospecciones, alcanzó los 5000 millones de reales.
Cuenta que creó la empresa junto con su socio Daniel Latorraca para desbloquear el crédito en el sector agrícola, un universo que considera disfuncional teniendo en cuenta que hay 5 millones de productores que necesitan «comprar insumos, rezar para que llueva, cosechar y, si la cosecha es buena, pagar las facturas».
«Al mismo tiempo, va al banco, se enfrenta a retrasos, a un proceso lento. Pensábamos que la adopción de la tecnología agilizaría el proceso, pero eso no sucedió y él volvía a los distribuidores, que asumían el riesgo. Conseguimos crear un modelo de originación con presencia local, escalable, asertivo y comprometido», cita el CEO y cofundador.
De la cantidad liberada desde la fundación, la mitad, unos 75 millones de reales, fue solo el año pasado, repartida entre algo más de 10 instituciones financieras. El perfil de esta financiación es variado, desde bancos tradicionales como Itaú y Santander, pasando por cooperativas de crédito como Sicredi, bancos medianos como ABC y Safra, hasta actores de la «Faria Lima» como BTG Pactual y las gestoras Kijani y Galápagos.
A partir de este año, sin embargo, la oferta debería aumentar, con una especialidad de la casa. Corral reveló a AgFeed que la empresa debería lanzar un FIDC para financiar a los productores. El tamaño inicial debería situarse entre 50 y 100 millones de reales.
«Por la demanda que ya hemos generado, no tendremos problemas para alcanzar esas cifras y, en dos o tres años, el fondo podría alcanzar los 1000 millones de reales. Si el año pasado hubiéramos liberado todo el crédito solicitado en las políticas de este fondo que estamos estructurando, tendríamos una asignación de 500 millones de reales», comenta el ejecutivo.
Con el FIDC en marcha, la idea es que la liberación en 2025 de Creditares alcance unos 125 millones de reales, contando, por supuesto, con la originación para otros fondos que ya forman parte de la plataforma. «Ya apuntamos a 500 millones de reales para 2026 y, eventualmente, a 1000 millones de reales en 2027», proyectó Corral.
En su opinión, el control de la financiación puede agilizar la concesión de créditos, ya que la propia Creditares liberará los importes. La idea es aprovechar toda la experiencia en la cadena de crédito que la empresa ya tiene hoy en día, con los agrobanqueros en el campo aportando una relación de riesgo más real al negocio.
La empresa está en conversaciones con gestores que tienen interés en estructurar o aportar recursos en una cuota mezzanine.
Además de los productores, Creditares también ve la posibilidad de captar revendedores, actuando como intermediario de crédito. Hoy en día, este público es atendido en un modelo B2B, con la empresa de Corral realizando el análisis de crédito en un sistema SaaS (software as a service). «Los revendedores asumieron un riesgo que no quieren, pero necesitan vender», dice.
«Tener el control del vehículo de financiación nos permitirá atender a todo el ecosistema del proceso de concesión directa, irrigando a los revendedores. Al mismo tiempo, nuestra visión a medio y largo plazo no es convertirnos en un banco», añade Corral.
A diferencia de los Fiagros tradicionales, con tickets de 10 millones de reales en deudas, la idea del FIDC de Creditares es atender tickets más pequeños, de 500 000 a 2 millones de reales.
«Los Fiagros ya suman 40 000 millones de reales en la Bolsa, pero aún tienen una dificultad operativa de organización y análisis», señala.
La idea de Corral es que estas operaciones de financiación del fondo propio puedan respaldarse en el mercado de capitales, incorporarse a otros vehículos de gestoras, que aprovecharían un análisis ya realizado y lograrían diversificar aún más las carteras.
Una reciente investigación de L.E.K. Consulting sobre cómo desbloquear el crédito agrícola en el país llegó a dos conclusiones: es necesario «tener los pies en la tierra» para estar cerca del agricultor que solicita el crédito y, ante la proliferación de tecnologías de análisis de riesgo, quienes no tienen esa capilaridad deben unirse a quienes sí la tienen, en un modelo inspirado en las corredurías que cuentan con agentes autónomos.
En esta «prueba de acceso», Creditares obtuvo una nota de 10. Por un lado, la empresa ha desarrollado una plataforma digital que pone en contacto a los productores que buscan crédito con las instituciones dispuestas a concedérselo, el Agro Open Bank.
Por otro lado, cuenta con un equipo de «agrobanqueros», profesionales equivalentes al asesor de inversiones popularizado por XP, pero centrados específicamente en la agroindustria.
Puede ser un consultor agronómico, que ya tiene una cartera agro y atiende al productor, así como un consultor financiero más tradicional, que gestiona productores o incluso instituciones.
Desde su creación en 2020, pasando por la implementación del negocio en 2022, la agfintech ve cómo el modelo da sus frutos. Según el director ejecutivo y cofundador de la empresa, José Corral, Creditares ya ha aprobado casi 1000 millones de reales en límites de crédito desde entonces, con una liberación de 150 millones de reales. La demanda bruta, teniendo en cuenta todas las prospecciones, alcanzó los 5000 millones de reales.
Cuenta que creó la empresa junto con su socio Daniel Latorraca para desbloquear el crédito en el sector agrícola, un universo que considera disfuncional teniendo en cuenta que hay 5 millones de productores que necesitan «comprar insumos, rezar para que llueva, cosechar y, si la cosecha es buena, pagar las facturas».
«Al mismo tiempo, va al banco, se enfrenta a retrasos, a un proceso lento. Pensábamos que la adopción de la tecnología agilizaría el proceso, pero eso no sucedió y él volvía a los distribuidores, que asumían el riesgo. Conseguimos crear un modelo de originación con presencia local, escalable, asertivo y comprometido», cita el CEO y cofundador.
De la cantidad liberada desde la fundación, la mitad, unos 75 millones de reales, fue solo el año pasado, repartida entre algo más de 10 instituciones financieras. El perfil de esta financiación es variado, desde bancos tradicionales como Itaú y Santander, pasando por cooperativas de crédito como Sicredi, bancos medianos como ABC y Safra, hasta actores de la «Faria Lima» como BTG Pactual y las gestoras Kijani y Galápagos.
A partir de este año, sin embargo, la oferta debería aumentar, con una especialidad de la casa. Corral reveló a AgFeed que la empresa debería lanzar un FIDC para financiar a los productores. El tamaño inicial debería situarse entre 50 y 100 millones de reales.
«Por la demanda que ya hemos generado, no tendremos problemas para alcanzar esas cifras y, en dos o tres años, el fondo podría alcanzar los 1000 millones de reales. Si el año pasado hubiéramos liberado todo el crédito solicitado en las políticas de este fondo que estamos estructurando, tendríamos una asignación de 500 millones de reales», comenta el ejecutivo.
Con el FIDC en marcha, la idea es que la liberación en 2025 de Creditares alcance unos 125 millones de reales, contando, por supuesto, con la originación para otros fondos que ya forman parte de la plataforma. «Ya apuntamos a 500 millones de reales para 2026 y, eventualmente, a 1000 millones de reales en 2027», proyectó Corral.
En su opinión, el control de la financiación puede agilizar la concesión de créditos, ya que la propia Creditares liberará los importes. La idea es aprovechar toda la experiencia en la cadena de crédito que la empresa ya tiene hoy en día, con los agrobanqueros en el campo aportando una relación de riesgo más real al negocio.
La empresa está en conversaciones con gestores que tienen interés en estructurar o aportar recursos en una cuota mezzanine.
Además de los productores, Creditares también ve la posibilidad de captar revendedores, actuando como intermediario de crédito. Hoy en día, este público es atendido en un modelo B2B, con la empresa de Corral realizando el análisis de crédito en un sistema SaaS (software as a service). «Los revendedores asumieron un riesgo que no quieren, pero necesitan vender», dice.
«Tener el control del vehículo de financiación nos permitirá atender a todo el ecosistema del proceso de concesión directa, irrigando a los revendedores. Al mismo tiempo, nuestra visión a medio y largo plazo no es convertirnos en un banco», añade Corral.
A diferencia de los Fiagros tradicionales, con tickets de 10 millones de reales en deudas, la idea del FIDC de Creditares es atender tickets más pequeños, de 500 000 a 2 millones de reales.
«Los Fiagros ya suman 40 000 millones de reales en la Bolsa, pero aún tienen una dificultad operativa de organización y análisis», señala.
La idea de Corral es que estas operaciones de financiación del fondo propio puedan respaldarse en el mercado de capitales, incorporarse a otros vehículos de gestoras, que aprovecharían un análisis ya realizado y lograrían diversificar aún más las carteras.