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Cuando se trata de construir una propuesta financiera con tarjetas, hay una decisión clave que muchas veces pasa desapercibida pero que impacta directamente en la experiencia del usuario, los costos operativos y la estrategia de escalabilidad: ¿ofrecer tarjetas nominadas, innominadas o ambas?
En este artículo, te contamos cuáles son las diferencias fundamentales entre estas dos opciones, qué rol juega la industria a la que perteneces y cómo puedes aprovechar nuestra tecnología next gen para adaptarse con agilidad al mercado.
Aunque a nivel funcional ambas tarjetas operan de la misma manera y pueden ser de crédito, débito o prepago, la diferencia está en los detalles: seguridad, personalización y costos operativos. Son esos atributos los que pueden marcar la diferencia según el uso que le des y la experiencia que quieras ofrecer. Veámoslo en detalle:
Usos frecuentes:
Las tarjetas nominadas implican un proceso más robusto de validación de identidad, lo que puede ser un diferencial positivo en productos financieros o corporativos más tradicionales o con audiencia no nativa-digital. Las innominadas, en cambio, permiten activaciones más rápidas y masivas, que acompañan los tiempos que corren.
Con Pomelo, ambos modelos pueden convivir en una misma infraestructura, lo que te permite adaptarte rápidamente a cambios regulatorios o nuevas audiencias sin rediseñar tu arquitectura desde cero.
En lanzamientos de fintechs o campañas de rápida ejecución y programas masivos, como subsidios o becas, las tarjetas innominadas ofrecen ventajas de tiempo y simplicidad. Sin embargo, a medida que se consolida el vínculo con el usuario final, muchas empresas migran a modelos nominados para sumar funcionalidades, trazabilidad y propuestas de valor personalizadas, o nuevos productos como créditos.
En Pomelo te ofrecemos una infraestructura modular que soporta tanto tarjetas nominadas como innominadas. Puedes integrar todo de forma simple, sin necesidad de desarrollar cada componente desde cero.
Nuestra solución permite:
Cuando se trata de construir una propuesta financiera con tarjetas, hay una decisión clave que muchas veces pasa desapercibida pero que impacta directamente en la experiencia del usuario, los costos operativos y la estrategia de escalabilidad: ¿ofrecer tarjetas nominadas, innominadas o ambas?
En este artículo, te contamos cuáles son las diferencias fundamentales entre estas dos opciones, qué rol juega la industria a la que perteneces y cómo puedes aprovechar nuestra tecnología next gen para adaptarse con agilidad al mercado.
Aunque a nivel funcional ambas tarjetas operan de la misma manera y pueden ser de crédito, débito o prepago, la diferencia está en los detalles: seguridad, personalización y costos operativos. Son esos atributos los que pueden marcar la diferencia según el uso que le des y la experiencia que quieras ofrecer. Veámoslo en detalle:
Usos frecuentes:
Las tarjetas nominadas implican un proceso más robusto de validación de identidad, lo que puede ser un diferencial positivo en productos financieros o corporativos más tradicionales o con audiencia no nativa-digital. Las innominadas, en cambio, permiten activaciones más rápidas y masivas, que acompañan los tiempos que corren.
Con Pomelo, ambos modelos pueden convivir en una misma infraestructura, lo que te permite adaptarte rápidamente a cambios regulatorios o nuevas audiencias sin rediseñar tu arquitectura desde cero.
En lanzamientos de fintechs o campañas de rápida ejecución y programas masivos, como subsidios o becas, las tarjetas innominadas ofrecen ventajas de tiempo y simplicidad. Sin embargo, a medida que se consolida el vínculo con el usuario final, muchas empresas migran a modelos nominados para sumar funcionalidades, trazabilidad y propuestas de valor personalizadas, o nuevos productos como créditos.
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Nuestra solución permite:
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En este artículo, te contamos cuáles son las diferencias fundamentales entre estas dos opciones, qué rol juega la industria a la que perteneces y cómo puedes aprovechar nuestra tecnología next gen para adaptarse con agilidad al mercado.
Aunque a nivel funcional ambas tarjetas operan de la misma manera y pueden ser de crédito, débito o prepago, la diferencia está en los detalles: seguridad, personalización y costos operativos. Son esos atributos los que pueden marcar la diferencia según el uso que le des y la experiencia que quieras ofrecer. Veámoslo en detalle:
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Las tarjetas nominadas implican un proceso más robusto de validación de identidad, lo que puede ser un diferencial positivo en productos financieros o corporativos más tradicionales o con audiencia no nativa-digital. Las innominadas, en cambio, permiten activaciones más rápidas y masivas, que acompañan los tiempos que corren.
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En lanzamientos de fintechs o campañas de rápida ejecución y programas masivos, como subsidios o becas, las tarjetas innominadas ofrecen ventajas de tiempo y simplicidad. Sin embargo, a medida que se consolida el vínculo con el usuario final, muchas empresas migran a modelos nominados para sumar funcionalidades, trazabilidad y propuestas de valor personalizadas, o nuevos productos como créditos.
En Pomelo te ofrecemos una infraestructura modular que soporta tanto tarjetas nominadas como innominadas. Puedes integrar todo de forma simple, sin necesidad de desarrollar cada componente desde cero.
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